Hay ideas que sobrevuelan nuestros pensamientos durante mucho tiempo, y, cuando son recurrentes y, sometidos al análisis, volvemos a concluir que se apoyan en los mismos fundamentos, podemos hablar de que son «Pensamientos Consistentes».
En el diccionario de la Real Academia Española, cuando habla de «consistencia» sugiere que es algo «durable, estable, sólido», así es como califico a ciertos pensamientos que he tenido a lo largo de la vida y hoy puedo confirmar que cuentan con las características descriptas en esa definición.
Relato la anécdota de cómo apareció esta reflexión en mi mente, seré breve.
Hoy tocó ser un lluvioso día de invierno, frío y gris. Mientras tomaba mate escuchaba, acompañando al repiqueteo de la lluvia, el sutil ronroneo de una añosa gatita que descansaba entre mis brazos. En simultáneo miraba una transmición deportiva en televisión, no importa de qué deporte trataba, eso es circunstancial. El escenario recorría una zona montañosa, ambiente en el que se podía distinguir a la mayoría de la gente abrigada y protegida de cierta neblina que dificultaba un poco la visibilidad del entorno. De pronto aparecen en imágenes dos personas adultas vistiendo sólo pañales geriátricos, con el torso y las piernas desnudas, corriendo al lado de los deportistas que, afanosos, trepaban la montaña. Me pareció extraño, pensé en la posibilidad de que se tratara de la publicidad de algún producto, pero me quedó claro que no se visualizaba ningún slogan o marca que indicara eso. Transcurren unos minutos y en pantalla se ve a otro personaje extraño, era evidente que se trataba de un hombre alto, adulto, con la cara cubierta por una abundante barba, y, semidesnudo. Llevaba puesta una malla de playa típicamente femenina, sumamente cavada en la entrepierna y que le cubría torso y abdomen con una delgada tela de color verde. El género de la entrepierna era tan escaso que únicamente cubría lo básico para no ser legalmente intranscigente, apenas cubría pene y testículos, sin depilar, dejaba a la vista una frondosa maraña de vello púbico. Las imágenes me sorprendieron, y me quedé pensando ¿qué necesidad hay de vestir de esa manera? ¿qué objetivo hay detrás de esos personajes? ¿qué los motiva a realizar ese tipo de manifestaciones?
Como anécdota es suficiente con lo descripto arriba. Tal vez sólo reste decir que los comentaristas televisivos obviaron cualquier comentario al respecto y que tampoco se repitieron imágenes relacionadas al hecho.
Quedó claro que esas expresiones no se realizaban por motivos políticos ni sociales, tampoco eran expresiones reclamando igualdad de géneros o cosas por el estilo.
Recordé un texto que redacté en una de mis novelas aún inéditas, se trata de un «MANIFIESTO» expresado por uno de sus protagonistas, hoy confirmé que lo que allí dice está totalmente vigente en la sociedad actual, por ese motivo lo transcribo a continuación, vale la pena leerlo: